El café más caro del mundo, el Kopi Luwak

El café de Colombia, el de Brasil, el de Jamaica o Tanzania. Son muchos los cafés apreciados y exquisitos del mundo, cada uno con su característica propia del clima en que se ha cultivado; cada uno con su aroma, con su sabor que lo diferencia, y que hace que los “muy cafeteros” nos deleitemos en tomarlo muy lentamente y paladeándolo. Pero, curiosamente, el café más caro del mundo no es ni mucho menos de ninguno de esos países tan conocidos a nivel mundial.

El café más caro del mundo procede de Indonesia y es el Kopi Luwak que, traducido, quiere decir “café de civeta”. Su precio: 95 dólares estadounidenses (unos 65 euros) los 100 gramos.

Os preguntaréis el por qué. Pues bien, se trata de un café que tiene una producción limitadísima. De hecho, sólo se fabrican entre 250 y 300 kg. al año, y aunque ahora también se elabora en Filipinas, dicen los muy expertos que han podido probarlo (evidentemente, yo no), que es un café exquisito y delicado, fuerte y de aromas complejos, espeso y poco ácido con cierto regusto a chocolate y caramelo, gusto que además queda en boca durante bastante tiempo.

¿Qué? ¿os entran ganas de tomaros una taza de café Luwak bien calentita? imagináoslo, en la taza, con su humito, su fina capa de espuma, su aroma, su sabor… paladeadlo… y ahora conoced cómo se fabrica, que ahí está el quid de la cuestión y el por qué es tan caro y se fabrica tan poco:

Hay en Indonesia una especie de civeta asiática a la que allí conocen como Luwak, nombre del que procede este café. Resulta que este simpático animalito se alimenta de los frutos de los cafetales, pero tiene un paladar tan exquisito el “bicho” que sólo elige y come los granos de café que están en su punto óptimo de maduración. El resto, podéis ir imaginándolo…


… el estómago del Luwak (cuyo nombre científico es, por cierto, Paradoxurus hermaphroditus), sólo puede digerir la parte más carnosa del fruto del cafeto, con lo que los granos quedan casi intactos cuando los excreta. Las heces del animal son las que recolectan los agricultores, las lavan y luego las tuestan para que no pierdan esos complejos sabores que han ido adquiriendo durante todo el paso del grano de café por el aparato digestivo de la Luwak, trayecto que dura entre 24 y 36 horas durante el cual los jugos gástricos del animal han modificado sus sustancias proteínicas y han hecho germinar el fruto.


Por cierto, de este animal se extrae también la sustancia llamada “civeta” que es muy utilizada en la industria perfumística y que es segregada por sus glándulas anales.

Vamos, lo que se llama un animal exquisito, sí.

Y ahora, ¿qué? ¿os sigue apeteciendo ese cafelito?